
Leer este libro me ha vuelto a mostrar una vez más la abismal diferencia entre el valor y el precio de las cosas. Si a mí se me ocurriera la tontería de vender esta ‘Historia del Estalinismo’ por Wallapop, me tildarían de loco si pretendiese cobrar por ella más de 50 céntimos, pues se trata de una edición vieja, en letra pequeña, con el texto algo borrado, las páginas desgastadas y la cubierta rota.
Una vez leído, os digo que es uno de los más valiosos manuales de historia que jamás he tenido en mis manos. Es una obra imprescindible para comprender el devenir del siglo XX y la política mundial. Antes de empezarlo, tenía un concepto muy contundente sobre lo que significa el comunismo y como afecta a la sociedad, tanto en su forma “combativa” previa a la revolución que siempre busca provocar, cómo en la “afianzadora” una vez el poder ha sido asaltado con éxito y ya no lo piensa soltar.
Contundente pero ingenuo y, por supuesto, incompleto. Este autor recién descubierto por mí, para mi suerte, desglosa con minuciosidad científica el origen, la evolución y el estado final del régimen al que dio nombre Stalin. Es de una inteligencia y profundidad impresionantes, y es un libro que deberían regalar en los institutos y en las universidades… si este mundo no fuese el que es, claro.
Comprender claramente cómo la precisa maquinaria que es el proceso ‘marxismo – revolución – guerra – dictadura del partido – tiranía personal – estado carcelario’ se ha llevado a cabo con trágico éxito en tanto lugares, y se ha intentado (y no logrado por bien poquito) en prácticamente todos los rincones del mundo, hace que uno se sienta abrumado por la calidad de la información que contiene este volumen, y se sienta agradecido a Víctor Alba, y a todos los que han pasado por las filas del comunismo militante y han tenido, con los años, el coraje de contarle a la humanidad en qué consiste este elaborado plan de exquisita sencillez y propósito cristalino. Ese propósito es la esclavitud. Una esclavitud perfeccionada y diabólica, una que no necesita cadenas.
Víctor Alba no comete errores. Es más, apenas llega a opinar. Simplemente conoce a los estalinistas, y sus métodos, y sus intenciones, y sus discursos, y su jerga, y sus evoluciones. Resulta increíble cómo hacia el final del libro, cuando se refiere a la “nueva izquierda” (aquella llamada estudiantil, que surgió a raíz del Mayo del 68), va y te describe a la perfección a los grupos de extrema izquierda actuales, cuyos líderes a lo mejor ni habían nacido cuando se escribió este libro.
El pequeño núcleo, en torno a una persona o una revista, es la forma más corriente. En cuanto surge en él una personalidad fuerte, se provoca una escisión. O ésta se produce en cuanto hay discrepancia frente a un problema –no necesariamente fundamental–. Falta a la nueva izquierda el aglutinante del poder, potencial o efectivo. En el fondo todos los componentes de la nueva izquierda están convencidos de que no conquistarán el poder. De ahí las escisiones, querellas por cuestiones bizantinas, personalismos e intransigencias.
No podría esta más de acuerdo. Y esto sucede, supongo, porque todos los “cabeza de cartel” de la nueva izquierda aspiran a convertirse en lo que Víctor Alba define, en la época estaliniana, como ‘burócratas’. Una palabra que utiliza mucho, en cierto tono despectivo, para referirse a las élites más acomodadas del régimen soviético, tanto de Rusia como de sus satélites. Porque esa es otra: al final, todo eso de que el marxismo buscaba la sociedad igualitaria ideal en todo el planeta era un cuento. Se trataba llanamente de transformar a Rusia en una superpotencia militar e industrial, y hacer del mayor número de países posible sus colonias, en donde la veneración al Stalin de turno y a la madre patria rusa fueran la nueva religión. Por esto, muchos países que adoptaron el socialismo rompieron con su “metrópoli” y se enemistaron de forma irreconciliable, más violentamente incluso que con naciones capitalistas. Y como ejemplo más llamativo, la China de Mao, ya que no se puede adorar a más de un dios.
Estas alianzas son inesperadas sólo para quienes no han comprendido todavía que el objetivo del movimiento comunista no consiste en mejorar las condiciones de vida de los pueblos o en hacer la Revolución, sino en defender los intereses de la U.R.S.S.
Volviendo a los ‘burócratas’ que tan poco afecto le suscitan al autor, digamos que eran los niños bonitos del régimen. Seguían viviendo dentro de una cárcel gigante, deprimente, atrasada y paranoica, pero al menos en una casa no tan chica, comiendo raciones no tan escasas y con una pequeña tele en blanco y negro, en vez de una radio vieja como la gran mayoría. Y lo más importante, un poco más a salvo de las arbitrarias purgas y detenciones que llevaron al 10% de la población a ser condenada a campos de trabajo en zonas apartadas. Esto siempre se hizo bajo el pretexto de ‘enemigos del pueblo’, ‘fascistas reaccionarios’, blablabla, pero en verdad era una forma de encubrir un plan de industrialización express en las áreas rurales de este inmenso país. Y es que es obviamente mucho más barato tener a presos obligados a trabajos forzados, que a trabajadores con un sueldo normal. Ese es el motivo por el cual una Rusia agraria y económicamente de segunda fila lograse en un tiempo record ponerse a la cabeza del mundo en industria, ciencia y ejército.
Si he de ponerle un pero al libro es que los comentarios acerca de la Guerra Civil Española y de su régimen subsecuente son bastante desacertados. Pero ya que los presenció y tuvo el atrevimiento de vivirlos en primera fila, qué menos que darles algo de crédito. Comete la equivocación de considerar idiotas a ciertos dictadores, empezando por Stalin, por el que rezuma desprecio en todas sus páginas. Es un error muy clásico, creer que los malos son tontos.
Otros comentarios interesantes que me parecían dignos de mencionar, son los siguientes, en los que el autor habla del estado reciente de las cosas (en el momento de la redacción del libro), particularmente en los referido a la muy errónea asociación que se hizo desde la década de los 70 del concepto izquierda-marxismo con los de libertad, paz, amor libre, ecologismo, etc:
(…) La emancipación individual, el de fomentar cambios en la conducta de la gente, cambios que unas veces son en protesta contra la sociedad y otras en busca de mayores libertad e identidad individuales, como la emancipación sexual, la de las mujeres, la emancipación con respecto a la obsesión del dinero, la emancipación con respecto a la “apariencia respetable” o el lenguaje “decente”. La nueva izquierda no ha provocado estas emancipaciones –que sin duda son producto de la misma sociedad postindustrial como reacción contra ella–, pero las ha ayudado y les ha dado una justificación teórica, olvidándose, de paso, que uno de sus héroes, Lenin, estuvo enérgicamente contra todas ellas, como lo estuvo Marx. Claro, eso fue en los 70, si viera ahora que casi todos los rojos se han convertido en unos censores puritanos de mierda…
Y este otro en que se ve que en cualquier época y país, los batablancas siempre han considerado a los individuos poco menos que como conejillos de indias con las que cualquier experimento por inhumano que sea está justificado:
Esto se debe, ante todo, a que los espías han sido sabios que trabajaban en laboratorios de investigaciones atómicas. Estos sabios, por fanatismo, entregaban datos a los agentes rusos. No sólo por fanatismo comunista, sino por espíritu tecnocrático que les hace ver en el régimen soviético la realización de sus sueños –o pesadillas–, de hombres para los cuales el orden, el método, la organización son superiores a la vida humana y a la felicidad. Por esto –síntoma alarmante y abrumador para el estalinismo– los sabios resecos y carcomidos por la ciencia son sus mejores agentes.
Y es mejor no seguir con las citas textuales del libro, porque todo él está repleto desde el principio hasta el final de párrafos para enmarcar. Solamente una más:
(…) Cómo tantos intelectuales y partidos pudieron defenderlo, obedecerlo y justificarlo en todo el mundo. Esta ceguera colectiva es lo de más compleja explicación. El tío lo escribió hace más de 40 años y ahí seguimos. Y seguiremos.
PELÍCULAS: hay una lista kilométrica de largometrajes históricos, de ficción y documentales en el artículo que publiqué sobre el film portugués Capitanes de Abril. Pero ahora únicamente recomendaré las películas que más directamente tocan el tema del estalinismo y de la Unión Soviética: https://jachi.es/capitanes-de-abril-o-como-mola-ser-rojo/
– El círculo del poder: obra maestra absoluta, desconocida cómo no (más bien silenciada adrede), en cuyos fotogramas se esconde la mejor descripción nunca hecha del régimen de Stalin.
– Mr. Jones: sobre las hambrunas de Stalin, en este caso en Ucrania.
– Embajadores en el infierno / Camino a la libertad: sobre los campos de prisioneros y los procesos judiciales de Stalin.
– Rebelión en la granja: alegoría sobre la revolución rusa y la imposición del comunismo.
– Ciudadano X / El niño 44 / Tetris: sobre la burocracia y sus exasperantes trabas en la U.R.S.S.
– La muerte de Stalin: sobre las luchas y cacerías internas, en pos del poder.
– Queridos camaradas: sobre la represión aplastante ante cualquier protesta en la Rusia soviética.
– La fuga del capitán Volkonogov / Quemado por el Sol: sobre el terror y las depuraciones a los antiguos artífices de la revolución del 17, ya no útiles para los planes de Losif Stalin.
– La miniserie Chernobyl: sobre el colapso económico y burocrático de la U.R.S.S. y sus consecuencias directas.