Narcos u otra moda nefasta más

Adivina adivinanza: ¿qué hacen un cubano, un yanki y un chileno disfrazados de chicos malotes en una serie de Netflix? El ridículo

Pasada cierta barrera temporal (aunque a todas luces, insuficiente), me animé a hacer caso de las vulgares recomendaciones que me hicieron hace 7 u 8 años acerca de esta serie, a la que rodearon de un halo de genialidad y mesianismo que a mí también logró engañarme un poco. La diferencia entre la gente y yo, es que yo me he dado cuenta de la estafa nada más ver los primeros capítulos, y los cretinos sin embargo siguen diciendo que es una obra maestra.

Motivada la redacción de esta crítica por haber visto recientemente el reportaje LOS DOS ESCOBAR, que por más que me esfuerzo, no logro relacionar con los eventos que relata a su manera la serie. Dejad que tome aire para a continuación enumerar las cosas que me iban viniendo a la mente conforme veía, con cada vez más tedio y parsimonia, los… creo que seis episodios que he aguantado de este televisivo insulto a la inteligencia con la enseña, cómo no, de Netflix.

  • Se mofa del conservadurismo y del anticomunismo con recurrentes imágenes de Reagan.
  • Batiburrillo de acentos. Al “gringo” medio se la repampinfla, pero a mí no me gusta que hagan pasar por colombianos a un chileno, un argentino, una mexicana, un venezolano, un cubano, un portorriqueño y un brasileño. Sí, para mí tiene mucha importancia.
  • Protagonista repelentísimo.
    • Nos habla por encima del hombro.
    • Doblaje del prota lo hace aún más insufrible (como con una eterna resaca, en tono constante de sarcasmo aletargado… ¡durante 30 episodios!)
    • Cara de niño chico mal encarado. No me lo creo como tipo duro, no tiene media hostia.
  • Progresismo izquierdoso panteista de superiosidad estadounidense.
    • Acusando a Reagan de ser un delator, ¿eso a qué pollas viene?
    • Esto más que una serie sobre Escobar, son las declamaciones burguesas de un ignorante venido arriba.
    • Por supuestísimo, mensaje de que EEUU salvará de sí mismos al resto de países de América.
  • Huid de estos tres: los bordes, los tacaños, y sobre todo, los perdonavidas (te destruirán la autoestima y antes de que te des cuenta serás un gusano). Esta serie es una perdonavidas con el espectador.
  • Amoral. Lamento que el populacho sufra estas modas abyectas. No sé si son la causa o el síntoma de la frivolidad imperante, pero en cualquier caso, la serie es superficial y vanal, igual que EMILY IN PARIS, sólo que al tratar temas mucho más graves, da más rabia.
  • Cada vez que había una escena de cama, la pasaba para adelante (por tanto me he perdido al menos el 10% de los pocos episodios que he visto).
  • Wagner Moura no sólo pronuncia mal, sino que además es inexpresivo. En las fotos Pablo Escobar siempre estaba sonriendo, con esa expresión infantil y malévola de ‘hago lo que me da la gana’. El Escobar de esta serie es un emo con depresión.
  • Cambiando el volumen de 90 a 30 continuamente por los susurros. Os recomiendo subtítulos.
  • Voz en off funciona en TROPA DE ÉLITE; aquí en NARCOS durante cientos de minutos, no. Esa voz cansina y desagradable se te incrustará en el cerebro, por eso yo he durado apenas la mitad de la primera temporada.

La década de 2010-2019 estuvo muy marcada por los personajes malvados que fascinaban a la audiencia. Yo no he participado de esa moda extraña que ya va dando sus últimos coletazos. En la sociedad reina el espíritu de desánimo y desidia en gran parte debido a estos estímulos tan indeseables. Y por cierto, las personas que se han mostrado fans de estas series y películas, he comprobado que son bastante amorales. No asesinos ni villanos como los que tanto admiran, pero sí un poco fulleros y sinvergüenzas. Va siendo hora de volver a reivindicar a los héroes, a ver si la cosa mejora un poco así. NO LOS SUPERHÉROES, esa otra basura que lleva más de 20 años evidenciando que la mayoría de los adultos son niños persistentes en 2023. Hablo de los héroes. De estos héroes: https://jachi.es/la-delgada-linea-roja-o-el-poder-del-montaje/

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