Libros que leí: CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (Gabriel García Márquez, 1981, Colombia).

El que ha sido uno de mis primeros acercamientos (pero ni mucho menos el último) a la literatura americana, si exceptuamos que el puro azar me llevó una vez a leer ‘El túnel’ de Ernesto Sábato para mi ventura, ha resultado sorprendente y en cierta manera abrumador.

Un hecho grotesco, salvaje y plagado de sordidez por todos los flancos, es transformado por un genio en un relato bello y sutil, en que con poquísimas palabras es capaz de describir el espíritu de sus numerosos personajes. En las pocas páginas que tiene esta extraordinaria novela uno acaba zambulléndose hasta el fondo en esa realidad decadente, melancólica, húmeda, calurosa, poblada por personas de ideas fijas, en que el ambiente agobiante les impide pensar con claridad, y actúan movidos por deseos inmediatos.

El mismo título y todo el planteamiento ya revela que este es un mundo regido por el destino inamovible. Puede que el autor viera esta historia como el que ve una colonia de hormiguitas desde arriba, sabedor de dónde irá cada una, y las consecuencias que tendrán los actos de todas ellas. Puede que nosotros en la vieja Europa nos hayamos auto-engañado haciéndonos creer que somos libres, que actuamos con total libertad de acción y de elección, que esa gente de más allá del océano viven aprisionados por sus pasiones y por eso sufren tantísimo…

Pero miro la tele, miro alrededor, y me miro a mí mismo, y pienso, ay. Creo que nuestro sino está marcado hace mucho tiempo y un Dios cruel se burló de nosotros al dotarnos de la imaginación necesaria para llevarnos a creer lo contrario. Y me parece que la única diferencia entre nuestra chulesca sociedad europea (sentenciada, por cierto) y los personajes de ‘Crónica de una muerte anunciada’ es que ellos tenían muy claro lo que tenían que hacer, y lo aceptan con reverencia y dignidad, incluso un acto tan atroz como asesinar a cuchilladas a un hombre indefenso. E incluso morir de una forma tan horrenda es aceptado por la propia víctima:

–        ¡Santiago, hijo –le gritó–, qué te pasa!

–        Que me mataron, niña Wene –dijo.

Y esto acertó a responder el pobre Santiago Nasar con, literalmente, las tripas fuera colgándole, rajado como un gorrino de arriba abajo, pocos segundos antes de desplomarse muerto.

Puede que a muchos les cueste entender por qué ha de ser así, por qué no se solucionó de otra manera todo el embrollo. Por qué la gente no fue más espabilada, o más activa a la hora de tratar de impedirlo, o por qué la víctima no huyó o se escondió, o por qué la novia se comportó así, o por qué el joven ricachón forastero tuvo que venir a liar a la gente sencilla del pueblo con sus extravagancias, o por qué los hermanos tuvieron que ser tan vehementes e irracionales, o por qué… Siempre que se desata la tragedia, ya sea en Colombia, en España, en China o en Sudáfrica, se acumulan las preguntas. Miles de ellas, completamente inútiles, y durante años, o décadas.

Gabriel García Márquez lo supo plasmar a la perfección, y es pues un cuento hermoso y colmado de tristeza. Colmado de humanidad. Cuento que, dicho sea de paso, fue llevado a la pantalla en 1987 en un largometraje que no trascendió, pese a su prestigioso elenco (hasta hace una semana, yo desconocía por completo su existencia), formado por actores ingleses, italianos, franceses, españoles, colombianos y de todo… ¡Hasta Irene Papas, que ya me diréis qué puede pintar aquí!

Esta coproducción italo-franco-colombiana es desconcertante al principio, pues su literalidad para con el texto la hace parecer una especie de trabajo de fin de carrera más que una película seria (el extraño doblaje tampoco ayuda). Al final, no obstante, resulta una obra elegante y muy bien realizada, con un gran trabajo de actores y de ambientación, donde lo único que se obvia es la parte de la desagradable “autopsia” que le hicieron improvisadamente al maltrecho cuerpo de Santiago Nasar, y que habría convertido la cinta en una obra ‘gore’. Una película que te deja un sabor de boca parecido al del libro, y por esto triunfa en lo referido a ser una buena adaptación. Un sabor dulce y amargo a la vez, como de trago largo de un licor fuerte y azucarado, que ya está algo corrompido por el tiempo.

Destino. Fatalidad. Cuanto antes dejemos de creer en las casualidades, mejor nos irá. O al menos, comprenderemos un poco mejor todo lo que nos ocurre.

2 comentarios en «Libros que leí: CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (Gabriel García Márquez, 1981, Colombia).»

  1. Gran reseña jachi y como colombiano agradezco que te tomes el tiempo en enaltecer a tan gran escritor como lo fue “Gabo” y su obra, gracias por el dato sobre la película de la obra, le echaré un vistazo. Saludos JUFEMARO.

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