Productora, en este caso. La célebre Gale Anne Hurd (ex de James Cameron) es quien ha fallado aquí. Y os lo explicaré.
Esta experimentada mujer de cine (junto al también productor Sam Mercer) deja suelto al gran profesional Peter Hyams para que se explaye a gusto a la hora de plasmar un convencionalete guion sobre monstruos que persiguen a personas y se las comen. Expuesto en la teoría, nada que objetar, sobre todo si sabemos ceñirnos a la serie B a que este producto tiene toda la pinta de enmarcarse.
Pero 50 millones de presupuesto (lo que costó, por ejemplo, DRAGONHEART), un director que podría ser una especie de John Badham pero con más ínfulas, y que encima él mismo se encarga de la fotografía (cosa que jamás he visto más que en THE RELIC), son unos ingredientes dramáticamente inestables, que pueden hacer que todo salte por los aires de mala manera. Y vaya si lo hicieron.
Viendo la peli con tranquilidad y distanciamiento, uno se da cuenta de que las labores técnicas están de sobra cubiertas para bien. Pero el guion salta de una patochada a otra durante toda la cinta, en particular con un prólogo que todavía estoy tratando de descifrar, y una voluntad desconcertante de liar las cosas más y más cada vez… ¡pero gratuitamente, sin ninguna clase de justificación racional!
Que hay una serie de asesinatos brutales en el museo, NO IMPORTA, HAREMOS LA INAUGURACIÓN PASE LO QUE PASE.
Que durante la inauguración de las narices matan a 4 o 5, ES IGUAL, LA FIESTA CONTINÚA, NO DEBE CUNDIR EL PÁNICO.
Que el pánico ya ha cundido y se ha ido todo a la mierda y el bicho se ha zampado ya a 12 invitados, NOSOTROS NOS QUEDAMOS EN EL HALL, HASTA QUE VENGA EL BICHO OTRA VEZ Y NOS DEVORE A TODOS.
Las típicas imbecilidades que le convienen al mal guionista para hacer divertida su propuesta, y lo sería si estuviéramos en una de esas sesiones de madrugada con pelis de la Troma. Pero teniendo al pobre Stan Winston (nada menos que el creador del TERMINATOR) poniendo su talento para que la criatura dé todo el canguis posible, y a Tom Sizemore dándolo todo en su último (y fallido) intento de ser una estrella protagonista, el libreto debió haber sido revisado por la amiga Anne, y haberse dado cuenta de que ya no estábamos en los 80.
Pero sin duda lo más importante es… Dios. La oscuridad. Me bajé varios archivos creyendo que es que estaban mal grabados, y puse el monitor al máximo de ganancia y claridad, pero no, la película era así.
No sé qué puñetas le dio al Hyams pero se obsesionó con no iluminar su largometraje, y gracias a eso, THE RELIC son 110 minutos de una pantalla negra con siluetas más o menos distinguibles de detectives con linternas, víctimas asustadas y un bichejo informe al que tendremos que imaginar. Sin duda, muy pesadillesco y sugerente (se dirá él, para justificar su cagada), pero completamente exasperante. Todo ello aderezado de primerísimos primeros planos absurdos (o muy artísticos, pensará Hyams de nuevo) y un montaje chiflado más propio de una peli de guerra y de acción que de investigaciones en museos, que es lo que al principio prometía la peliculeja de marras.
Al final, el monstruo no es ese que se va comiendo al personal, sino la propia peli que, como tantas otras, se hace varios harakiris, que intenta ser lo que no es, que luego se confunde ella misma y ni sabe lo que es, que causa comedia involuntaria y que encima te provoca dolor de cabeza por la edición y la (no) iluminación. La secuencia de la huida en bandada del museo es un monumento a la estupidez. Seguramente, con Peter Hyams queriendo mostrar hasta qué punto el ser humano es despreciable y que en caso de emergencia se comporta como el peor de los animales salvajes. Pero lo que le sale es una escena grotescamente cómica, en la línea boba y petulante del resto del film. Resultado global: 50 millonazos a la basura.
Tremenda filmografía la señora pero al parecer últimamente anda en los pasos agendistas inclusivos feministoides.
Si me recomiendan esta película y me dicen que es la misma de Terminator y Alien caigo redondo. Ahora ya se que no debo tocarla ni con un palito. Gracias.
Que mal come el James Camaron, pobre tío.
Eran tal para cual en verdad, jeje