EL GRAN POETA DRAMÁTICO
En los Teatros del Canal de Madrid se acaba de estrenar el último espectáculo de Albert Boadella: MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA, una muestra de la vitalidad del genio, de su poderosa creatividad, de su sabiduría teatral, de su gran oficio, de la elegancia con la que pone en pie sobre la escena un texto original, un drama con música, que es una comedia insuperable preñada de poesía.
Maravillados asistimos a una zarzuela construida con una selección de grandes y preciosas canciones de músicos distintos, de la historia de la música lírica española. El libreto escrito por Boadella y Martina Cabanas presenta, como dice el programa, a un anciano y enfermo maestro de zarzuela enfrentado a su mejor alumna, convertida hoy en una exitosa protagonista de la música de consumo en EEUU.
La colaboración del dramaturgo/director con Antonio Comas y María Rey-Joly procede de diversas obras líricas, que estos extraordinarios cantantes/actores han protagonizado: Amadeu, El Pimiento Verdi, Don Carlo, El pintor, ¿Y si nos enamoramos de Scarpia? Y Diva.
El inolvidable momento milagroso en que comienza el drama, es en un espacio escénico sorprendente, que nos sitúa en un futuro donde el anciano está al abrigo de fuerzas artificiales , diseñadas por ordenador, cuyos efectos enfadan al personaje, abrumado por su soledad y sus recuerdos. Allí aparece su antigua alumna, pidiendo su ayuda, pues ha perdido su magnifica voz malgastándola en la música barata de la industria. Es entonces cuando, Maria Rey-Joly, esa portentosa cantante, demuestra que su enorme talento como actriz crece con cada espectáculo, es una diosa que despliega su interpretación dramática y musical con un excelente sentido del humor y un físico impresionante. Así utiliza su voz, sus andares y su poderoso erotismo por el escenario despertando el entusiasmo del público. Antonio Comas de nuevo, toca el piano, canta e interpreta con una facilidad asombrosa, tal y como nos tiene acostumbrados en los anteriores espectáculos musicales de Boadella. Sin embargo esta vez emprende una tarea aún mas difícil, pues compone la expresión corporal , que no abandona en toda la representación, de un anciano enfermo, a la vez que araña su garganta para crear la voz de un cantante viejo y achacoso, en un esfuerzo prodigioso que asombra por su enorme dificultad. El gran Boadella ha moldeado las virtudes de estos estupendos profesionales, cristalizando en ellos una representación en la que nos enseña los secretos de su arte.
Como nuestros clásicos del XVII , Boadella construye un magnífico Poema Dramático, porque él es un poeta de una sensibilidad exquisita. El espectáculo es de una belleza conmovedora, ha logrado que desaparezca ese corte que existe en el teatro lírico, cuando los cantantes paran de cantar y pasan a la palabra hablada, ese duro espacio ha desaparecido en esta función, la música termina suave y la palabra se une en sonido a esa música en un finísimo ejercicio vocal en el que la armonía une los dos lenguajes con una facilidad sorprendente y que es un hallazgo jamás conseguido en un escenario. El humor, el erotismo, y la belleza, esa gran belleza que conmueve, provoca en el público, que asiste asombrado y emocionado, el mayor entusiasmo por este soberbio espectáculo. Este dramaturgo, español, en el mas amplio sentido del término, es un sabio que ama nuestra música, nuestra maravillosa cultura. Es un artista descomunal que nos permite entrever las infinitas quimeras que habitan en su espíritu y que comparte desde su lenguaje imaginativo, desde ese efecto medido, y su asombrosa vitalidad que no envejece nunca.
La esmerada y eficaz iluminación es de Bernat Jansá, el responsable de la inspirada dirección musical es Manuel Coves, y la asesora artística es Dolors Caminal.
Los espectadores, entusiasmados, aplaudieron durante siete minutos ininterrumpidos, ese milagro dramático puesto en pie sobre la escena del mejor director de teatro de Europa.
Por Ana MEGÍAS CALERO