Me puse anoche a ver ‘La Chica de Nieve’, a pesar de ser española, porque está rodada en Málaga y en la producción hay una chica que conozco.
¡Qué horror! ¡Qué despropósito! Es infumable; los actores, salvo Coronado, no lo son, es gente que está en la serie como podrían estar en cualquier lugar; la dirección de los mismos no existe, no vocalizan, no se les entiende nada, tuve que poner los subtítulos. El cámara (no hay director de fotografía) no tiene idea de cómo se fotografía una ciudad tan hermosa como Málaga y la convierte en un poblacho cutre, lleno de fealdad. La cabalgata de Reyes parece el Carnaval, (oigan, ni un solo Rey Mago en pantalla).
Qué decir del ritmo inexistente en la realización. La luz de la filmación es una cosa sucia, cutre, como el director de ese desatino al que llaman serie. Hay dos policías que llevan la investigación de la desaparición de una niña, pues bien: la mujer es una malísima actriz; el hombre es indescriptible, no sabe hablar, balbucea unos sonidos ininteligibles que te exasperan. Cuando la vean los españoles de otras regiones podrán creer que en Málaga la gente no sabe hablar, que aquí sólo hay analfabetos emitiendo sonidos guturales. Es indignante.
En Málaga hay un número enorme de actores magníficos que podrían suplir a todo ese vergonzoso reparto (excepto Coronado, el único profesional incomprensiblemente contratado en una auténtica porquería de producto); maravillosos actores que con su enorme talento y profesionalidad sacarían adelante esa catástrofe. ¡Qué vergüenza! Acabas de contemplar una maravilla de la BBC, como ‘Happy Valley’ y te pones a ver esa cutrez y te posee la indignación. En Andalucía hay profesionales con talento para hacer producciones decentes, pero siempre consiguen los contratos los peores, los que están en la camarilla política con la que Netflix comulga, donde la inteligencia nunca llegó, donde se financia el discurso cutre, la mediocridad, e incluso, como en este caso la bazofia más vergonzosa.
Y oigan, tienen presupuesto para embadurnar a todos los que están escribiendo y pregonando que la serie es magnífica, sin que se les caiga la cara, porque no tienen ni criterio ni dignidad. Málaga es ahora mismo un prodigio de belleza y eficacia económica, le ha robado a Barcelona todo lo que esa ciudad vendía. Será en breve tiempo la segunda ciudad de España, frente a la crítica de la izquierda local, desesperada por el buen hacer del mejor alcalde de España. Olvidando el desastre que fueron los años del socialista Aparicio.
Pero desde el siglo XVII, el talento dramático de esta ciudad es inmenso, aquí han nacido y viven los mejores actores de España. Hay talento a raudales y profesionalidad en todos los aspectos de las artes del teatro y el cine. ¿Por qué tenemos que aguantar un disparate de este calibre?
Al final, ni los títulos de crédito lo son, no sabemos quién ha escrito el guión, no aparecen los técnicos, ni el equipo de producción. Además de indignación, nos invade un sentimiento de ira por el tiempo perdido contemplando este horrendo mamarracho.
Por Ana MEGÍAS CALERO