
Ocurre con esta impresionante película, como con otras, que se le atribuye una crítica al franquismo, aunque en el guión no exista una sola prueba de tal premisa. Si hubiese sido así, ésta habría envejecido y hoy sólo podríamos verla como una reliquia de un tiempo pasado.
Como afortunadamente no lo es, hoy la contemplamos como la mejor película de Buñuel, donde está su humor mezcla de surrealismo y expresionismo, la sátira contra la represiones sexuales burguesas y su enorme desprecio por las clases bajas y sin educación. Esto que es palpable no sólo en esta película sino en otras del cineasta, no es políticamente correcto y se oculta de manera ridícula. Pero Buñuel desprecia mucho más a los mendigos que al señor de la casa que estos ocupan, con las consecuencias que todos contemplamos.
El guión es muy eficaz y forma la parte mas importante de la filmación; después la dirección de actores, la interpretación de esos actores, aquellos grandes secundarios que había en España, formados en el oficio del teatro, encabezados por una brillante Lola Gaos.
La mezcla de erotismo y misticismo en el intento de violación y el travestismo de la primera parte, procede de los recuerdos de la infancia del cineasta y de su mundo personal que imprime en todas sus películas, donde siempre vuelve al tema que más le preocupa, la religión. Obtuvo la Palma de Oro en Cannes en el año 1961, después fue prohibida por la absurda censura franquista durante muchos años.
Por Ana MEGÍAS CALERO