En las innumerables madrugadas en que me las pasaba disfrutando de la programación nocturna residual de la televisión, di muchas veces con auténticas maravillas. Otras muchas veces llegaba tarde y sólo alcanzaba a ver las últimas escenas de la peli desconocida de turno, y eso me llevó a mitificar películas que al final resultaron ser chorradas.
Pero con CAMINO AL PARAÍSO me equivoqué. Y digo que me equivoqué porque literalmente me confundí de película. Resulta que de este episodio no especialmente mucho más emocionante que cualquier otro de la II Guerra Mundial se han producido ¡TRES! Sí, una teleserie, una TV movie y un largometraje dirigido por Bruce Beresford (el de PASEANDO A MISS DAISY) y con Glenn Close, Frances McDormand y Cate Blanchett, nada menos.
¿Tan importante o singular fue? Dios mío, en absoluto. Leo de vez en cuando relatos de hazañas bélicas, o de víctimas de retaguardia que son estremecedores: pilotos germanos imbatibles, soldados que resisten dentro de un cobertizo sin agua ni municiones durante dos semanas un asalto con tanques, niños que juegan al pilla-pilla mientras caen bombas del cielo, familias enteras que se suicidan tras ser vejadas por grupos de desertores, personas que cruzan medio mundo y no descansan hasta reunirse con sus seres queridos… ¡Qué increíbles películas podrían hacerse!
Pues bien, al menos las dos pelis que he visto son un coñazo total. Pero lo peor de todo es que después de tragarme esos bodrios, va y aquella escena que recordaba haber visto una noche de 2004… ¡no salía!
Fue cuando me enteré de que también había una serie inglesa llamada TENKO de los 80. Pero sus treinta capítulos los va a aguantar Rita. Y la cosa es que ya no es cuestión del aburrimiento de una peli/serie sobre un campo de prisioneros y sus rutinas. Lo que he encontrado insoportable ha sido el aire altivo, arrogante y repelente que los tres directores han insuflado artificialmente a los personajes en todas ellas. Y obviamente me refiero a los personajes occidentales.
Son unas producciones cargadas de racismo hacia los orientales frente a la supremacía moral y racial del anglosajón, resistente a todos los golpes y humillaciones. Pero no sólo hacia los asiáticos, porque también salen otros occidentales “débiles” y corruptibles, desprovistos del carácter inglés. En fin, otra lamida de culo a los británicos, ¿os la vais a perder?
Me percaté del detalle viendo una peliculita flojucha titulada LA BATALLA OLVIDADA, la típica de resistencia anti-nazi. Me di cuenta de que uno, en esa situación tan tensa y complicada, no está interesado en preservar su orgullo o su… ¿entereza? No quiere jugársela burlándose de sus captores o de sus opresores, ni quiere arriesgar su muy precario estatus, o la seguridad de sus familiares que pende de un hilo. Lo que quiere es sobrevivir y que pase ese trago lo más rápido posible.
Pero el guionista British no. Eso no es lo que le interesa. A él le interesa que le feliciten por haber creado a unos personajes tan valientes y tan resistentes, henchidos de dignidad y vitalidad inglesas, aunque un enano sudoroso japonés les esté gritando y atizando con una vara verde, siempre manteniendo su mirada desafiante al opresor. Eso es lo que quiere poner en su película un director anglosajón, y ver un espectador cualquiera: superioridad occidental.
La realidad, o mejor dicho, la verdad, no.
(Por cierto, vi estas películas por enero, y hasta ahora no he terminado de escribir un comentario, porque es que ¡dan pereza! Dan pereza de buscar, de ver, de acabar, de analizar y de comentar)