
La primera de las grandes obras maestras de ese genio perfeccionista que fue el irrepetible David Lean. Un drama romántico que plantea el enfrentamiento del amor con el libre albedrío, teniendo en cuenta que éste no es, como la mayoría de la gente piensa, “hacer lo que a uno le plazca en cada ocasión” , sino la libertad de elegir con RESPONSABILIDAD, y esto requiere el sacrificio de las pasiones en función de nuestras obligaciones, es decir: la libertad no existe si somos responsables y conscientes del deber frente a nuestras apetencias, tal y como enseña Calderón de la Barca en La Vida es Sueño.
La película magistralmente dirigida por Lean y con la estupenda interpretación de Trevor Howard y Celia Johnson, tiene ese elegantísimo estilo que el genial director imprimía en cada uno de sus films. Rodada en un precioso blanco y negro nos cuenta el gran amor que surge entre dos personas normales: un médico y un ama de casa en una estación de ferrocarril en un breve encuentro.
Ese apasionado amor es subrayado por el arrebatado romanticismo de la música de Rajmaninov que envuelve la pasión de los personajes y sus problemas cotidianos. El maravilloso guión procede de una obra de teatro de Noel Coward. Rodada con escasos medios en Inglaterra, propio de tiempos de guerra, se estrenó en 1945. Ganó la Palma de Oro en Cannes y obtuvo tres nominaciones al Oscar (director, actriz y guión adaptado). Si no la han visto, no deben esperar, búsquenla, quedarán asombrados ante tanta sabiduría y sensibilidad, puro arte cinematógrafico.
Por Ana MEGÍAS CALERO