El complejo de culpa

El club de los milagros

Esta maravillosa película fue la última que rodó la extraordinaria actriz Maggie Smith antes de su muerte a los 89 años. Ella era conocida y admirada en España por su estupendo trabajo en la condesa Violet Crowley en ‘Downton Abbey’ y por interpretar a la profesora Minerva McGinagall en la saga Harry Potter. Pero los que conocíamos su talento desde hace décadas y hemos seguido su filmografía recordamos ‘Los mejores años de Miss Brodie’ y ‘California Suite’ con las que ganó sus dos Oscar, ‘Otelo’, ‘Mujeres en Venecia’, ‘Viajes con mi tía’, ‘Un cadáver a los postres’, ‘Una habitación con vistas’, ‘Hook’, ‘Sister Act’, ‘Gosford Park’… Además de una fabulosa carrera en teatro, donde dicen que brillaba su talento y dejaba sin aliento a quienes la contemplaban. Con esta película, que se estrenó en Irlanda e Inglaterra en el año 23, ha hecho el mas brillante mutis de su profesión y de su vida, su actuación es tan sobrecogedora que debería ser contemplada y estudiada en las Escuelas superiores de Arte Dramático de todo el mundo civilizado.

                                          Aunque se anuncia como una comedia, en realidad es un melodrama muy bien dirigido por Thaddeus O’Sullivan, un irlandés que conduce el guión de una manera suave, con una compasión por los personajes que intenta no dramatizar un conflicto trágico durísimo, introduciendo una ligereza en el drama que no está en los hechos que se cuentan. 

                                           El guión de Joshua D. Maurer, Timothy Prager y Jimmy Smallhorne sitúa la historia en Ballyfermot, Irlanda en 1960, una localidad de una dureza puritana donde las mujeres imponen su criterio en sus casas y en el pueblo, dirigiendo la vida de los que las rodean, pasando por encima del sacerdote, un cura inteligente y bondadoso que aplica la cordura y la inteligencia a la crueldad de esas mujeres. 

                                           Comienza la película con el personaje de Maggie Smith acudiendo a poner flores en un pequeño altar, en una roca frente al mar, donde su hijo se ahogó en esas aguas. La secuencia nos informa, como en las grandes obras, que vamos a contemplar un conflicto dramático y no una comedia como nos anuncia el cartel que nos ha llevado al cine.

                                            Fallece una de las vecinas y sus amigas se disponen a despedirla cuando llega su hija, que se fue del pueblo hace cuarenta años y no había vuelto hasta ahora. Laura Linney interpreta a este personaje de manera magistral, es una actriz descomunal, con una mínima gesticulación y una sabiduría de la mirada frente a la cámara, nos cuenta que arrastra un drama sobrecogedor que lleva con la elegancia de la que es capaz, manteniendo su dignidad frente a las amigas de su difunta madre, Kathy Bates y Maggie Smith, que la miran con rencor sorprendidas de que haya sido tan descarada para presentarse en el sepelio. 

                                           La localidad tiene la tradición de viajar a Lourdes cada año, y a él se apuntan, por diversas formas, las tres mujeres y otra chica joven que tiene la esperanza de que su hijo de cuatro años consiga hablar, pues no lo ha hecho nunca desde el día que nació, mediante un milagro. La relación de esas mujeres durante el viaje y su estancia en el Santuario de Lourdes nos irán desvelando qué ocurrió el el pasado y seremos testigos de la maldad de la condición humana.

                                           Cuando una mujer decide ser malvada con otra mujer, carece de límites, su crueldad es de tal grado que no parará hasta arruinarle la vida, destrozando su libertad, llegando incluso a mentir gravemente para fulminar su honor y destruirla socialmente utilizando la calumnia. En el arte, que no en la vida, el Cielo, es decir la Justicia Poética, castiga esos hechos, en este caso con la muerte de su hijo y la pena y “El Complejo de Culpa” la perseguirán durante toda su existencia. Y es ese complejo de culpa el tema central de esta gran película, acompañado del rencor, la intolerancia, y un perdón que los guionistas y el director han introducido para construir un final amable, aplicando la misericordia donde resulta imposible olvidar la destrucción de una vida. Ese milagro introduce un elemento religioso en el conflicto para que no salgamos del cine sobrecogidos por la crueldad, la doctrina misericordiosa del cristianismo está en el espíritu de los irlandeses. En cambio los españoles tenemos, como los griegos, un sentido trágico de la existencia, Lorca construyó un drama trágico en La Casa de Bernarda Alba, con un conflicto similar. En una escena en la que Maggie Smith reniega del tinglado religioso del Santuario y sus promesas incumplidas, el sacerdote le dice una frase muy significativa: “No se viene a Lourdes a por un milagro, se viene a pedir fuerza para soportar la vida sin milagros.”  

                                                La interpretación de todos los actores es magnifica, Kathy Bates realiza un personaje duro, triste y entrañable con la profesionalidad que le caracteriza, Stephen Rea, ese fantástico actor, despliega su humor y encarna a un marido irlandés despistado y bondadoso, sus escenas nos descansan de la tensión trágica del argumento. Agnes O’Casey es una actriz joven excelente que tendrá un futuro privilegiado. Pero lo que nos deja con la boca abierta, lo que nos estremece, es la gigantesca interpretación de Maggie Smith, es como si hubiese presentido que este era su final y hubiese decidido hacer un despliegue de inteligencia artística deslumbrante, asombroso, alucinante. No es posible superar ese ejercicio de autenticidad, de ingenio trágico. Ella es el gran milagro del film, contemplarla junto a Laura Linney, dos formas distintas del oficio de interpretar, es un placer que pasmará a todos los que amen el arte dramático y el buen cine de todos los tiempos.   

                                                Esta película no tiene ningún lanzamiento, no existe publicidad de la misma en medios periodísticos, ni en redes sociales, ni en televisión. No la proyectan en Málaga, ni en muchas ciudades de España, la he encontrado en Fuengirola, un pueblo de la Costa del Sol, por suerte en V. O. S. E. Suele suceder que los exhibidores ni entienden, ni aman el cine y todo su dinero va para el lanzamiento de las grandes producciones y la basura que venden a la gente joven. Se desprecia al público adulto que tiene que consolarse con las plataformas de televisión en el sofá de su casa. Y por supuesto sólo ha estado seis días en cartel. Habrá que esperar un año a que se programe en alguna de las muchas plataformas para recomendar que no se la pierdan.

Por Ana MEGÍAS CALERO

2 comentarios en «El complejo de culpa»

  1. Hace poco le hice homenaje en mi canal de Twitch, y debo decir que no me atrajo el trailer, pero es que como tú muy bien dices, las distribuidoras no saben vender sus productos. Todo lo frivolizan hasta el punto de que se te quitan las ganas de ver cosas nuevas, siendo esto una pena porque hay tesoros ocultos que se hacen constantemente.

    (Esto también ocurre porque efectivamente, el 95% de la gente es extremadamente frívola y sólo desean comedia fácil, peli de superhéroes y pastiche de terror estúpido.)

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  2. Enhorabuena por la excelente crítica. Intentaré no perderme la película, ya que tiene un gran argumento, y un reparto excepcional. Sobretodo será un placer ver una vez más a Maggie Smith, quien sin duda interpretará su papel como nadie. Lanenté profundamente su fallecimiento el año pasado.

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