Lleva unos cuantos años en desuso, pero el género de ‘desgracias constantes’ ha tenido mucho tirón en otras épocas. Hacia finales de los 60 se popularizó eso de ir al cine para ver a uno o a varios desdichados pasar penas tremebundas y, supongo yo, para así sentirse uno un poco menos hecho polvo con su también triste realidad (también triste, pero no tantísimo).
Si veis DANZAD, DANZAD, MALDITOS comprobaréis lo que digo, pero os aseguro que en todos los 70, los 80 y parte de los 90 vais a flipar con el rosario de calamidades que pueden llegar a ocurrirle a unos pobres personajes en una película de sólo dos horas.
Al bueno de Hazari le colocan directamente en una situación penosa a más no poder. Desahuciado de su (presuponemos que no muy opulenta) granja junto a su mujer e hijos y llegando a la ciudad sin oficio ni beneficio, ¡y eso al empezar la peli!
A partir de ahí, el término narrativo ‘in crescendo’ debe ser sustituido más bien por ‘in descendo’ y, a saber…
– Le estafan todo su dinero prometiéndole una vivienda.
– Se tiene que ir a vivir al suburbio más miserable de toda Calcuta.
– No encuentra trabajo.
– Cuando por fin lo encuentra (y no de ejecutivo precisamente) lo pierde. Además le dan una paliza por protestar.
– Les incendian el arrabal.
– Le detienen por desorden público.
– Pilla la tisis.
– Les viene una inundación.
– etc
Cualquier tímido atisbo de esperanza que pueda surgir es pronto pisoteado por un mundo implacable en cuestión de segundos. Y el caso es que conforme la veía, a mi me parecía que el cúmulo de desastres, miserias, infortunios y estragos con que esa familia tenía que lidiar, me parecían mu poca cosa. O sea, que si vamos a pasar penurias una tras otra, ¡joder, hacedlo a lo grande! Hazari es un hombre fuerte como una roca, y creo que podría haber soportado mucho más.
Yo sugeriría que atropellen a uno de los hijos (de hecho, en una escena casi pasa); que al otro lo devore un tigre; que a su mujer la rapten y pidan un rescate que no puede pagar; que a la hija la violen y le marquen la cara con ácido para que ya no se pueda casar; que pise un clavo oxidado y por el tétanos pierda un pie; que tenga que tirar del carro ese a la pata coja y ciego, pues cogió una infección por la contaminación; que por una timba de póquer deba tanto dinero que tenga que prostituirse en el barrio gay; que en donde vive salte un brote de peste bubónica; que unos terroristas asesinen a todos sus amigos, familiares lejanos y cualquiera que a él le importe; que al tirarse de un puente no consiga suicidarse y sólo quede medio vegetal dos años; y que la pira funeraria donde iban a quemarlo la embargue el banco.
¡Coño Roland Joffé, qué películas más blanditas me haces, QUIERO ALGO DURO!
Gracias Jachi por el review. La verdad es que no hay necesidad de ver ese tipo de contenido depresivo. En mi humilde opinión. Gracias a ti pues no la veré. No busco eso en una peli…